LA INSATISFACCIÓN PERSONAL.

Cuando no te sientes satisfecho o satisfecha con algún aspecto de tu vida, eso implica que estás haciendo una valoración negativa sobre lo que ocurre y te enfocas en lo que quisieras realmente tener, vivir o experimentar. Esto supone desconectar de lo que realmente está ocurriendo y centrarte en una serie de alternativas que realmente no están sucediendo, lo cual genera aún más frustración e insatisfacción. Por supuesto, puedes mejorar tu vida en cualquier aspecto, y eso es algo que llega con acciones diferentes y con constancia. La insatisfacción, en principio, es una emoción que te ayuda a conseguir esos cambios (la insatisfacción es en realidad el principio de un proceso de cambio personal; quieres cambiar porque ya te cansaste de lo que ocurre). El problema está cuando esa insatisfacción no está en lo que haces tú... sino en lo que ocurre a tu alrededor (tu contexto, pareja, personas, situación, compañeros, trabajo, etc.). Cuando tu insatisfacción está relacionada con factores externos, como el comportamiento de los demás, sus características, el contexto, las situaciones, etc., tenemos un problema diferente. ¿Por qué? Sencillamente porque no puedes controlar lo que ocurre a tu alrededor ni a las personas con las que te relacionas o convives, de forma más íntima o superficial. La insatisfacción es un estado emocional desagradable, cercano a la ira y a la frustración, que proviene de hacer una valoración sobre ti (lo que crees que necesitas y mereces en relación al otro) y el entorno o los demás en base a una comparación: siempre puede haber "más y más". Pero la comparación es un absurdo. Todo más te lleva a otro más, y así indefinidamente. Así es cómo la insatisfacción termina por ser un estado habitual en tu vida: siempre ves motivos para sentir esa emoción y terminas por valorar tu realidad de una forma negativa.